Un verdadero outsider que ha sobrevivido en Europa durante siglos. A primera vista discreto, a veces incluso subestimado. Pero para quienes miran más de cerca, revela algo genuino: fibras naturales fuertes con un potencial inesperado. Lo suficientemente robusto para durar generaciones – y lo suficientemente inteligente para moldear el futuro de la moda.

La ortiga se cultiva en Alemania como parte de un sistema de permacultura. El principio de la permacultura se basa en los ciclos de la naturaleza, enfoca la diversidad y la conexión entre plantas, animales y recursos, creando sistemas estables y autorreguladores. Después de la cosecha, las ortigas son procesadas por FELDE FIBRES – un especialista que transforma plantas de fibra resistente en fibras textiles de alta calidad.

Las fibras de líber no pertenecen a las fibras de semilla como el algodón, sino que se encuentran en el tallo de la planta – como una envoltura alrededor del núcleo. Allí, están firmemente conectadas por el adhesivo natural lignina. Para crear finas fibras textiles, los haces deben ser cuidadosamente descompuestos y separados en fibras individuales: las llamadas fibras elementales.

A continuación, las fibras se peinan y sueltan (cardado). Luego, pasan por un proceso químico en el que se cargan positivamente (protonación) – un paso crucial que mejora sus propiedades.

Las fibras de ortiga son finas y suaves – y sin embargo resistentes al desgarro. Junto con algodón orgánico certificado, se hilan en hilo y se tejen en denim. El resultado: una tela robusta y a la vez suave, absorbente y transpirable – la combinación perfecta.

Todos los pasos de producción – desde el cultivo y cosecha de la planta de ortiga, hasta el procesamiento de las fibras, el hilado de los hilos, el tejido de la tela y la confección de la prenda final – se realizan en Europa. El resultado es un denim natural con 11% de fibra de ortiga europea, 89% de algodón orgánico certificado y 100% de carácter.